LVI
Y pasa otra vez,
Otra vez se aleja un cielo de madera y cenizas
Y perfora el oblicuo caminar del silencio.
¡Silencio!, ya duermen en su lecho los azules terrenale
Ya palpitan oscuras las memorias de una tarde sin dueño
Ya están los ojos circularmente raídos,
¡Silencio!
Porque se acuestan con un beso las mañanas
Ya escucharon la historia plasmada en la mitad de una hoja
Y andan revoloteando, y la almohada está soñando con blancura
Y sus plumas se agotan mientras el viento las mece.
¡Silencio!
Que callen las bocas, las marchitas, las infames,
Los ignorantes labios, que guarden su tesoro para otros soles,
Y silencio de nuevo
Silencio en el cristalizado llanto de la luna
Silencio en la velocidad del aire.
Hay un árbol ahora y extraña,
Extraña la lluvia y su verdor ensimismado,
Extraña la latitud absurda de la noche
Su soberbia oscura,
Su concierto de perlas innumerables.
Hay, también, una niña que observa
Observa sus años en la colección de las flores
Observa sus trenzas enrevesadas
Y mientras extrae sus últimas prendas ríe
A lo lejos
Como sufriendo callada el peso de una lágrima que se evapora
Y mientras decae su sonrisa siente
Una palabra clavada en su infantil ceño.
Hay una mujer estancada en su propio vientre
Desdichada, ausente,
Y mira con pena las voces de las paredes
Y calla otra vez
¡Silencio!
Jaime Castillo Gamboa
4º de Secundaria
I.E. Rafael Narváez Cadenillas
Otra vez se aleja un cielo de madera y cenizas
Y perfora el oblicuo caminar del silencio.
¡Silencio!, ya duermen en su lecho los azules terrenale
Ya palpitan oscuras las memorias de una tarde sin dueño
Ya están los ojos circularmente raídos,
¡Silencio!
Porque se acuestan con un beso las mañanas
Ya escucharon la historia plasmada en la mitad de una hoja
Y andan revoloteando, y la almohada está soñando con blancura
Y sus plumas se agotan mientras el viento las mece.
¡Silencio!
Que callen las bocas, las marchitas, las infames,
Los ignorantes labios, que guarden su tesoro para otros soles,
Y silencio de nuevo
Silencio en el cristalizado llanto de la luna
Silencio en la velocidad del aire.
Hay un árbol ahora y extraña,
Extraña la lluvia y su verdor ensimismado,
Extraña la latitud absurda de la noche
Su soberbia oscura,
Su concierto de perlas innumerables.
Hay, también, una niña que observa
Observa sus años en la colección de las flores
Observa sus trenzas enrevesadas
Y mientras extrae sus últimas prendas ríe
A lo lejos
Como sufriendo callada el peso de una lágrima que se evapora
Y mientras decae su sonrisa siente
Una palabra clavada en su infantil ceño.
Hay una mujer estancada en su propio vientre
Desdichada, ausente,
Y mira con pena las voces de las paredes
Y calla otra vez
¡Silencio!
Jaime Castillo Gamboa
4º de Secundaria
I.E. Rafael Narváez Cadenillas
2 Comments:
..... congratulations;)
jaja... que puedo decir... simplemente beisimo:D... claro el poemajaja
DANER
saludos y buena vida
Categóricamente, un excelente poema, profundo, enaltecente,... que no t comparen, mi estimado... el amor puede ser muy emocionante. Depende... van 2.
(buena vida?? deseando lo que no se tiene...?)
See you later.
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